Colegio Sagrado Corazón de Jesús de la Compañía de Jesús en Sagua la Grande, Cuba

Juan Manuel Salvat
(This article first appeared in the Belen Jesuit Alumni Magazine, Winter 2022 edition) 

Sagua la Grande es una ciudad ubicada en el centro-norte de Cuba. El origen del nombre es aborigen, (Cagua o Sabaneque) pero durante la colonización cambió a Sagua la Grande. Una de sus características es tener el río más grande de la costa norte de Cuba: río Sagua la Grande o Undoso, como el que es regularmente conocido. El Undoso desemboca en el puerto Isabela de Sagua, un puerto muy activo, con barcos de todo el mundo, que cargaban sacos de azúcar de los centrales cercanos. La ciudad se fundó el 8 de diciembre de 1812, día tan especial de la Virgen Inmaculada, aunque mucho antes fue habitada por aserradores que surtían de lujosa madera los astilleros de La Habana y de España. Incluso la madera de Sagua sirvió para la construcción del palacio de Felipe II «El Escorial», en la segunda mitad del siglo XVI1.
 
Una de las joyas arquitectónicas de Sagua es la Iglesia y el Colegio Sagrado Corazón de Jesús muy cerca del río Undoso. «El 12 de junio de 1906 el Padre Saturnino Ibarguren bendijo la primera piedra del colegio inaugurado en 1908. La tierra ya se había comprado en 1884. La construcción del templo comenzó a la par del colegio, inicialmente contaba con una nave central y techo de zinc, después del ciclón de 1933 fue ampliado con dos naves laterales, techo de hormigón y un nuevo campanario. El Sagrado Corazón sobre la torre fue el primer monumento público en Cuba. Esta imagen fue encomendada por el Episcopado de la República. El conjunto exhibe un estilo ecléctico dado por la presencia de pilastras corintias que sostienen el frontón del acceso principal y algunos elementos de interiores, a pesar del templo neogótico. La presencia de vitrales acompaña las ventanas y puertas de dos hojas con persianas francesas de madera. Además presenta un patio central. El templo tiene columnas que se reparten en dos filas y sostienen el espacio ayudando a salvar amplísimas luces. La azotea está protegida por pretiles compactos. A pesar de algunos cambios el edificio conserva sus valores originales»2.
 
Jorge Mañach, nativo de Sagua y uno de los intelectuales más importantes de nuestra historia cubana la llamaba: Sagua la Máxima.
 
En varias ocasiones los sagüeros en el exilio han apoyado las obras de reconstrucción de las iglesias del colegio y la parroquia y por ello se han salvado de la destrucción que aqueja a tantos lugares importantes de Cuba. No nos olvidamos del colegio y los jesuitas que tanto significaron en nuestras vidas. En muchas computadoras nuestras aparece esta foto del colegio en la pantalla.
 
La labor educativa de los jesuitas en Sagua fue muy importante. Muchas generaciones de sagüeros aprendieron en ese colegio a amar a Dios y ayudar a los demás. Entendimos la importancia esencial de acercarnos a Jesús como amigos, como hermanos. Esa cercanía y el conocimiento de su vida y muerte por todos nosotros, nos llenó el alma de una vida nueva, un sentido de ser partes de una misión apostólica durante toda nuestra existencia terrenal y después, la Vida Eterna con nuestro Señor.
 
El colegio inicialmente tenía grados para menores como de kindergarten pero luego decidieron tener de primero a sexto (ingreso al bachillerato). La enseñanza la recordamos con admiración y agradecimiento. Todas las materias importantes, religión, ciencias y letras, eran explicadas por sacerdotes, hermanos y también laicos muy bien preparados y con gran paciencia pero también respeto. Las aulas eran cómodas y con los adelantos de la época. Muchos lograron entender la importancia de la lectura de libros de todos los temas y así preparar la mente para una vida útil. También contábamos con amplios terrenos para ejercicios, juegos de balón-pie, pelota, basket y nos deslizábamos en gajos de palma por un terreno muy cerca de la ribera del Undoso. En algunas clases, especialmente de historia, dividían a los alumnos en romanos y cartagineses, evocando las Guerras Púnicas. Así se desarrollaban competencias y discusiones sobre la importancia de los temas estudiados.
 
Podemos reflexionar sobre el bien cultural que ofrecía el colegio a la ciudad. Recordamos actos culturales, musicales, obras de teatro (una de ellas dirigida por el siempre recordado Eduardo Habach). En Semana Santa, el vía crucis, impulsado y respaldado por el colegio, los debates públicos para padres en el colegio sobre gramática, geografía, etc y las procesiones tradicionales que salían del colegio y recorrían las calles de la ciudad, son unos de los muchos ejemplos.
 
Todos los años partía la guagua del colegio con un nutrido grupo de alumnos hacia la Casa de Ejercicios Espirituales ignacianos en el Calvario. Estos retiros fueron muy importantes en nuestra formación y sirvieron inclusive para decidir crear la Agrupación Católica de Sagua y así mantener el vínculo con los jesuitas cuando comenzábamos los estudios del bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Sagua.
 
Recordamos la gran importancia que le dimos a las misiones jesuítas en remotos y necesitados lugares del mundo y las papeletas que vendíamos en toda la ciudad. También reuníamos sellos de correo usados, los metíamos en la fuente de agua que había en el centro del colegio y así salían limpias del papel pegado y listas para los filatélicos que pagaban por ellos.
 
Los domingos teníamos una misa muy especial, vestidos con saco y corbata. El p. Martín S.J., ya viejo y un poco sordo, era el que tenía siempre la línea más larga en el confesionario. Después un grupo de alumnos daba clases de catecismo a jóvenes sagüeros y los preparábamos para la Primera Comunión.
 
Había excursiones a distintos lugares cerca de nuestra ciudad. Recuerdo una al río San Juan, en la provincia de Matanzas, en que nos bañamos en sus tranquilas y bellas aguas.
 
La vida espiritual era intensa en la Congregación Mariana del colegio. Realizamos también otras obras apostólicas, de caridad y de formación espiritual.
 
Pero quizás la institución más importante que fundamos los graduados en 1952, extendida luego a los que se iban graduando del colegio, fue la creación de la Agrupación Católica de Sagua. (ACS), congregación Mariana parecida a la ACU de La Habana. Allí, tuvimos una formación espiritual y cultural mucho más avanzada como adultos.
 
La Doctrina Social de la Iglesia fue comprendida en toda su importancia e hizo que comenzáramos un programa de radio semanal con el nombre de «Justicia Social». Todos los fines de semanas teníamos reuniones y cursos de formación y liderazgo en el colegio. Los domingos teníamos misa con los alumnos y sus novias, casi todas ellas estudiantes del Colegio de Apostolado. Después dirigíamos varios catecismos en los barrios de Sagua. En ocasiones también visitábamos el asilo de ancianos para llevarles entretenimiento, villancicos y golosinas. En 1960 la ACS tenía más de 125 congregantes activos.
 
De las clases de oratoria que dirigía el p. Juanes, S.J., salió la idea de un Concurso de Oratoria. Se celebró en el Casino Español de Sagua, se escogieron 6 discursos importantes cubanos. Ganó José Arenas, presidente entonces de la ACS, con el discurso de Martí «Con todos y para el bien de todos». En segundo lugar quedó Marcelino García con un discurso de Cortina y el tercero Salvat con un discurso de Zambrana.
 
No se nos olvidará nunca la visita que nos hizo un fraile que creo se llamaba Stefanish, exiliado de su país de Europa del Este, ocupado entonces por la Unión Soviética. Gracias a sus conferencias y su libro, conocimos la filosofía marxista del materialismo dialéctico. Hegel, Feuerbach, Marx, Engels y Lenin, fueron desglosados en forma sencilla pero muy formativa. No sabíamos entonces que nos estábamos preparando para un terrible futuro cercano.
 
De Sagua salieron vocaciones importantes para los jesuitas como son la del p. Florentino Azcoitia, S.J., quien sirvió como espiritual en Belén de Miami y luego fundó el Centro de Espiritualidad Ignaciana (Manresa) y los Encuentros Familiares. También el p. Marcelino García, S.J., mi gran compañero de estudios y de actividades religiosas en Sagua, quien fue Rector de Belen Jesuit en Miami por más de 25 años (1983-2009) y ahora dirige el Centro de Espiritualidad Ignaciana. Ha vivido una vida dedicada totalmente a ser apóstol de Jesucristo, nuestro Jefe y Maestro.
 
Nuestro cariño y agradecimiento a los inolvidables jesuitas comenzando por los rectores que estuvieron en nuestra época: Victorino Cagigal (1944-1950), p. Mariano Ruiz (1950-1953), p. Benigno Juanes (1953-1955?), p. Marcial Bedoya (1955-1957?). Hubo otros muchos jesuitas que ayudaron en nuestra formación como el hermano Parada, quien nos enseñaba los primeros estudios, la caligrafía y lecturas (fue el jesuita más popular de Sagua), hermano Ibáñez, p. Escudero, p. Fiol, p. Altamira, uno de los primeros jesuitas cubanos que conocimos y que fue de los principales promotores de la Agrupación Católica de Sagua.
 
En 1957, los jesuitas pasaron el colegio a otra orden religiosa, los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús. Ellos continuaron la labor de enseñar a generaciones de sagüeros el amor a Dios y la importancia de la vida apostólica. Todo esto hasta que en 1961 el régimen comunista confiscó el colegio.
 
Debo decir que de nuestro colegio en Sagua salieron muchos de los cubanos que lucharon por la libertad de Cuba cuando se implantó la dictadura totalitaria. Uno de ellos, Rafael Marqués, fue Coordinador del Directorio R. Estudiantil en Sagua y sufrió prisión política por más de 15 años.
 
En el exilio se fundó la Asociación de Antiguos Alumnos que mantiene el mismo espíritu cristiano y se reúnen periódicamente aquellos hombres que muchos años antes pasaron por las aulas de ese colegio magnífico y querido que fue el Sagrado Corazón de Jesús de Sagua la Grande. AMDG.

The English translation can be found on our website. 
1 Enciclopedia Histórica de Cuba, Tomo I: Mitos, Leyendas y 1 Curiosidades, Pedro Suárez (Tintín). Ediciones Universal, 2014 (978-1-59388-065-1). 
2 Escrito (internet) de Yoel Rivero Marín, periodista en Sagua la Grande.
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Belen Jesuit Preparatory School was founded in 1854 in Havana, Cuba by Queen Isabel II of Spain.  The task of educating students was assigned to the priests and brothers of the Society of Jesus (the Jesuits), whose teaching tradition is synonymous with academic excellence and spiritual discipline.  In 1961, the new political regime of Cuba confiscated the School property and expelled the Jesuit faculty.  The School was re-established in Miami the same year, and over the next decade, continued to grow.  Today, Belen Jesuit sits on a 30-acre site in western Dade County, only minutes away from downtown Miami.